Desaceleración y menor producción minera golpean inversión en energía

Desaceleración y menor producción minera golpean inversión en energía

Pese al boom de la industria energética, especialmente por los proyectos renovables, una nueva actualización del catastro de inversiones de la Corporación de Bienes de Capital (CBC) confirmó las proyecciones respecto a una importante caída del indicador de iniciativas para este ejercicio. Según la entidad, se espera que en 2023 los desembolsos de la industria estén en torno a US$ 2.074 millones, cifra un 47% por debajo de lo calculado para 2022.

Además, se sumaría a la tendencia vista en el último año, cuando el monto fue un 17% menor que en 2021. Entre las razones que explican este fenómeno, en la CBC apuntan a que en el corto plazo se percibe un mayor ajuste entre oferta y demanda eléctrica, que se da principalmente por un escenario económico más débil y un bajo crecimiento de la producción minera.

Esto impacta en una menor intensidad de inversión para el sector energético, considerando que la minería es su principal consumidor. En tanto, para el quinquenio 2022-2026 el stock de proyectos de energía con cronograma definido a septiembre del último ejercicio se cifra en US$ 6.875 millones, un crecimiento de 5% respecto de la medición anterior, principalmente, por la incorporación de proyectos y aumentos producto de ajustes de capacidad, retrasos y ampliación de plazos constructivos. Según se detalla en el documento, en total, se incorporaron 21 iniciativas, que explican dicho avance y que sumarían unos US$ 240 millones. Se trata de 15 plantas fotovoltaicas, cuatro del segmento transmisión eléctrica y dos de otras tipologías.

De todos modos, desde la Corporación señalaron que es esperable que la situación mejore si se produce una recuperación gradual de la economía en los próximos años y se mantiene la continuidad de la estrategia nacional de descarbonización de la matriz.

“Las señales respecto a la inversión en transmisión eléctrica, así como el desarrollo de la industria de hidrógeno verde son elementos que deberían aportar a una mayor inversión en el sector en el mediano plazo”, asegura el gerente general de la CBC, Orlando Castillo. En la misma línea, otra de las cifras que retrocedieron en el último reporte es la intensidad de la inversión sectorial, que bajó un 12,6% entre julio y septiembre respecto de tres meses antes. Esto, en mayor medida, por iniciativas terminadas o en fase final de obras, y una proporción menor de nuevos desarrollos que comienzan su ejecución. Lo anterior contrasta también con un año antes, pues es un 18,2% inferior a julio-septiembre de 2021.

“En la última década, la transformación de nuestra matriz energética con la participación de energías renovables ha sido muy exitosa y el portafolio de proyectos para el próximo quinquenio continúa en esta misma línea. Para mantener esta tendencia en el largo plazo es muy importante dar continuidad a la estrategia y metas de carbono neutralidad que tiene comprometidas nuestro país”, añade Castillo.

Fuerte presencia regional

Una de las claves de la inversión en la industria energética tiene que ver con que se emplaza en las distintas regiones del país, dependiendo de cuáles entregan los mejores recursos para el desarrollo de este tipo de iniciativas.

Así las cosas, al mirar la distribución de los proyectos que se construirán durante este ejercicio, el listado es liderado por Antofagasta, que concentra un 29% del total, seguida por Biobío (22%), obras interregionales (11%), Magallanes (8%), Maule (8%) y Atacama (6%). A nivel comunal, encabezan el catastro Taltal, Calama y Pozo Almonte.

En el período de 2022 a 2026, en tanto, un 50,6% de los proyectos se ubicará entre las regiones de Arica y Antofagasta, mientras que el resto se repartirá a lo largo del país. Asimismo, una vez que se concreten estas obras, que ya cuentan con un cronograma definido de construcción, significarán un importante aporte a la capacidad de generación que tiene actualmente el Sistema Eléctrico Nacional (SEN), sumando en total unos 7.121 MW al parque de generación.

Siguiendo la tendencia de los últimos años, las energías renovables variables copan casi por completo el listado de iniciativas. Por lejos, las inversiones se concentran en plantas fotovoltaicas, con un 56%, seguidas de parques eólicos, con un 38%, mientras que mucho más atrás aparecen las centrales hidroeléctricas de pasada, con un 4% del total.

A modo de ejemplo, al mes de noviembre de 2022, la capacidad bruta instalada de generación eléctrica en el SEN llegaba a 30.954 MW. Al año 2010, un 96% de la capacidad instalada era convencional y, actualmente, un 36,4% es de tipo ERNC y el resto, convencional.

En tanto, entre 2010 y 2022 se ha instalado el 56% de la capacidad total del sistema eléctrico y un 96% de las ERNC. De estas últimas, más de la mitad tiene fuente solar; más de un tercio, eólica, y el resto se distribuye entre minihidro, biomasa, entre otras.

Fuente: El Mercurio