Juan Carlos Jobet: “Compartimos que la minería haga un mayor aporte al país, pero diferimos en la forma”

Juan Carlos Jobet: “Compartimos que la minería haga un mayor aporte al país, pero diferimos en la forma”

En entrevista con Revista Nueva Minería y Energía, la autoridad ministerial analiza los desafíos que ambas industrias tienen en medio de la emergencia sanitaria, los proyectos de ley que involucran a ambos sectores y las metas de gestión para este 2021, un año particularmente contingente para Chile desde el punto de vista político-económico, social y sanitario.

Agitados han sido estos meses para el biministro de Minería y Energía, Juan Carlos Jobet, quien en diciembre encabezó la cartera de Minería, transformándose así en biministro, fórmula ya utilizada por el presidente Sebastián Piñera durante su primer gobierno cuando dejó a Laurence Golborne a cargo de ambos sectores.

Pese al corto tiempo que lleva al mando del Ministerio de Minería, varios son los temas que ya destacan en la agenda, entre los que resalta el proyecto de royalty minero recientemente aprobado por la Cámara de Diputados, el cual ha generado diversas reacciones.

Pero la atención está puesta en los efectos causados por la pandemia del Covid-19 que azota a Chile y al resto del mundo. Al respecto, Jobet releva que la industria minera y de energía van a cumplir un rol trascendental en la recuperación económica y en la generación de empleo post pandemia.

También da a conocer su visión acerca del proceso constituyente en Chile. “Este es un año en que como nunca, tendremos la oportunidad de sentarnos a conversar sobre qué es lo que queremos como país para los próximos 10, 20 y 50 años. Creo que es una oportunidad grande para posicionar los temas que nos unen a todos los chilenos”.

Haciéndose un espacio en su ajustada agenda, el biministro conversó con Revista NME acerca de éstos y otros temas en medio de un año particularmente convulsionado desde el punto de vista político-económico, social y, por supuesto, sanitario.

¿Cómo han sido estos primeros meses como biministro?

Han sido muy intensos, pero también muy satisfactorios. Hemos tenido como desafío mantener a los dos sectores funcionando, pese a las dificultades que impone la pandemia del Covid-19, privilegiando siempre la salud de los trabajadores.

Estamos trabajando en una agenda bastante complementaria entre Minería y Energía, considerando que existe una estrecha relación entre ambos sectores. Uno de los principales insumos de la minería es la energía -en electricidad y combustibles- y la transición energética mundial que estamos viviendo hacia una mayor incorporación de energías renovables y electromovilidad no será posible sin más minería del cobre.

A su vez, el uso de energía renovable ayudará a disminuir los costos de electricidad en el sector minero y a la producción de agua desalada.
La industria minera se está moviendo rápidamente en este sentido, y algunas empresas del sector ya tienen contratada un 100% de energías renovables.

Respecto a la industria minera, usted tuvo que incorporarse a la tramitación del proyecto de ley que regula las actividades productivas en torno a glaciares, una de las iniciativas que mantiene en alerta al sector minero. ¿Cuál es su postura al respecto y cómo ha avanzado esta iniciativa?

Hoy existe una visión común respecto al propósito del proyecto de ley de glaciares, que es proteger estas reservas de agua que son muy importantes y que juegan un rol en la recuperación de caudales de muchas cuencas de agua.

Por lo tanto, debemos trabajar en conjunto con el Congreso para que las actividades económicas como la minería, el turismo e incluso, aquellas relacionadas con la soberanía puedan operar, pero sin que ello signifique afectar los glaciares.

Creo que este es un proyecto que ha logrado avanzar, generando un consenso bastante transversal. Estamos logrando acuerdos razonables, aunque aún falta mucha tramitación por delante.

Frente al buen momento que está viviendo el precio del cobre, ¿considera que podríamos estar ante un nuevo superciclo del metal rojo?

Es difícil saber si estamos viviendo un “superciclo”, ya que es mucho más claro cuando se mira en retrospectiva. Sin embargo, es probable que sigamos observando precios altos del cobre.
En los primeros meses del año el alza ha correspondido, en gran parte, a factores más coyunturales, como la eventual recuperación por los planes de vacunación del Covid-19, los paquetes de recuperación fiscal y la política monetaria más expansiva.

Sin embargo, también hay razones estructurales, ya que existe consenso que la demanda de cobre podría aumentar por el desarrollo de más infraestructura y la incorporación de vehículos eléctricos y energías renovables, para hacer frente al cambio climático.

Sobre este mismo tema han surgido varias voces que buscan elevar la tributación de la industria minera. ¿Está de acuerdo con esta idea? ¿Cree que es viable?

Compartimos el fin: que la minería haga el mayor aporte posible al país, pero diferimos en la forma. Nosotros ya tenemos un impuesto específico por el cual, cuando el precio del cobre sube y las compañías mineras tienen un margen operacional más alto, entregan una porción más alta de ingresos al Fisco, beneficiando así a todos los chilenos. Por lo tanto, es la misma fórmula que hoy muchos parlamentarios proponen: que, a mayor precio, haya una mayor recaudación.
Un estudio de Cochilco establece que, con el actual royalty a un precio de 4 dólares la libra, un 75% de la producción de cobre está pagando una tasa de marginal entre 24 y 27% del margen operacional.

En 2004, en el inicio del llamado “superciclo”, no estaba vigente el royalty actual, porque se promulgó en 2010. El Fisco recaudó en ese superciclo US$ 4.681 millones. Si hubiéramos tenido el royalty actual vigente desde 2004, la recaudación hubiese sido un 85% superior y habría llegado a US$ 8.600 millones. Por lo tanto, aún no hemos visto cómo funciona el royalty vigente en un ciclo de precios altos.

Siempre se puede discutir sobre la tributación, aquí no hay temas vetados, pero este no es un buen proyecto (de royalty minero aprobado en forma general por la Cámara de Diputados). Hay que mirar a esta industria en el largo plazo y tener una discusión profunda, no sacar a la rápida una ley en base a factores coyunturales. Si es que hay que tener esta discusión, hagámoslo con calma y seguros de que esta decisión no va a generar un efecto contrario al que buscamos.
Los niveles de producción de cobre en Chile han estado estancados por más de 15 años. Ese es el principal desafío: aumentar la producción y no seguir perdiendo liderazgo en el mundo… y eso requiere atraer inversión.

Retos en la industria eléctrica-energética

En relación a la industria eléctrica-energética, el año pasado estuvo marcado por el trabajo público-privado en temas regulatorios. ¿Cuáles son los que destaca?

El año pasado estuvo marcado por el trabajo de actualización -con un grupo transversal de actores del sector- de la Política Energética Nacional, una mirada al 2050, que nos permita orientar los esfuerzos del sector hacia un rubro energético más sostenible, que contribuya a la carbono neutralidad y mejore la calidad de vida de las personas.
Por otro lado, en septiembre luego de un proceso participativo, el Ministerio de Energía publicó la Estrategia de Flexibilidad, cuyo objetivo es definir acciones para disponer de señales de mercado y procesos que permitan el desarrollo y la utilización de la flexibilidad requerida en el Sistema Eléctrico Nacional, para que éste se desarrolle de forma segura, eficiente y sostenible.

A partir de dicha publicación se ha estado trabajando en la implementación y seguimiento de las medidas establecidas en la Estrategia. En particular, el último trimestre de 2020 comenzó la elaboración de un nuevo Reglamento de Potencia, a través de un trabajo participativo con los actores de la industria, para discutir, analizar y proponer las mejores alternativas para una adecuada regulación en las materias asociadas al tratamiento del mercado de la potencia en el Sistema Eléctrico Nacional.

¿Cómo visualiza 2021 para el desarrollo de la estrategia nacional de hidrógeno?

La estrategia se construye sobre el éxito de las energías renovables y se desarrolla en fases. En una primera etapa será fundamental activar la industria doméstica, anticipando el despliegue del hidrógeno verde en Chile para construir un mercado local.

Para ello estamos trabajando en nueve ejes estratégicos, incluyendo a la minería como uno de los sectores que generará mayores sinergias, al requerir el hidrógeno verde para los procesos de transporte pesado y porque sus faenas están ubicadas normalmente donde hay gran potencial de energía solar.

Entre otras medidas, estamos realizando una ronda de financiamiento por US$ 50 millones para aportar fondos a proyectos de manera de ayudar a los inversionistas a cerrar brechas y crear experiencia temprana.
Además, estableceremos dos equipos operativos: uno para acompañar la tramitación de permisos y el desarrollo de pilotajes de hidrógeno verde y sus derivados en Chile, y el segundo para posicionar internacionalmente al país y generar tres consorcios internacionales de, al menos, 1 GW cada uno.

¿Cuáles son los temas prioritarios que impulsará como biministro durante este año?

En Minería el desafío más inmediato es encauzar, con una mirada de largo plazo y estratégica, la discusión respecto de la carga tributaria de la minería. Debemos hacerlo a partir de evidencia y con el objetivo de aumentar la participación y competitividad de Chile en los mercados internacionales, lo que requiere atraer inversiones.

También estamos desarrollando y lanzaremos este año la primera “Política Nacional Minera” del país. Como gobierno creemos que es imperativo contar con un instrumento que permita seguir avanzando en el desarrollo de una minería sostenible, integrando las dimensiones económica, social y ambiental, para optimizar la generación de valor desde una óptica integral y proyectar esta industria a futuro.

En Energía también publicaremos la actualización de nuestra política energética con proyecciones de largo plazo para la industria a raíz de un proceso participativo. Además, buscaremos avanzar en la tramitación de la reforma a la distribución eléctrica, que tendrá un impacto significativo en la calidad del servicio que recibimos.

Deberemos velar también porque el retiro de las centrales a carbón se implemente aceleradamente en diálogo con las comunidades locales, y al mismo tiempo, asegurando la operación segura y eficiente del sistema y cuidando las señales a los inversionistas. Además, completaremos el proceso de fijación tarifaria de los segmentos de transmisión y distribución, aplicando las nuevas normativas.

Por Daniela Tapia
Revista NME